Por Carlos Mellado G.
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La televisión nos acompaña desde nuestros primeros años de vida.
Para bien o para mal, es una verdad para muchas personas en el mundo.

Fuente de la imagen: https://www.flickr.com/photos/puuikibeach/
Con una presencia casi absoluta en la mayoría de hogares urbanos del mundo podemos tener una idea de la gran influencia de la televisión y cómo esta puede llegar a afectar a una sociedad. Cuando niños, la televisión ‘inspiró’ algunos de nuestros juegos por algún personaje de – probablemente – dibujos animados. Años después, la televisión nos acompañó en nuestra transición adolescente con algunas series. Ya en la adultez, la televisión pudo influir a través de distintos medios (dibujos, series, películas, noticieros, documentales, etc.). Que no nos queden dudas, la televisión ejerce una gran influencia en el desarrollo de nuestra sociedad.
De grande quiero ser…
Es probable que tú o a alguna persona que conoces hayan tenido alguna vez durante algún momento de la vida – usualmente la niñez – el deseo de aparecer en televisión. De imaginarse observados por millones de personas y, en consecuencia, reconocidos por esas personas.
La televisión es un medio que seduce a muchas personas y marcas por una misma razón: Reconocimiento. El poder de este medio radica – lamentablemente – en el alcance más que en el contenido que brinda. Imagina esa sensación, millones de personas que ven lo ‘importante’ que eres por salir en televisión. Sin dudas una sensación que algunos no pueden resistir.
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”
Comic: Spiderman N°15
Influencia y responsabilidades
La televisión – que no nos queden dudas – ejerce una poderosa influencia al llegar a millones de personas a través de sus diferentes programas durante los 365 días del año. En consecuencia, muchas marcas son tentadas a hacer uso de ella para mostrar su mensaje a más personas, para lograr ‘captar’ potenciales usuarios o clientes. Sin embargo, como comenté en un post anterior: No todo lo que se ve, vende.
Aunque la televisión puede tener una gran influencia, las marcas deben elegir cuidadosamente en qué tipo de programas televisivos son exhibidas. No hay ninguna marca que quiera verse asociada con valores negativos, pero los conductores o participantes de un programa no actúan en consideración de los valores de una marca, sino de los propios – y no siempre son los mejores –, porque lamentablemente el morbo vende pero, también nos enferma.
En este punto debemos reconocer que la televisión – al margen de la libertad de expresión – alberga programas y personajes tanto respetables como deplorables, que son vistos por niños o adolescentes que aún están formando su personalidad y las marcas – más allá de los niveles de audiencia – deben considerar qué tipo de televisión ayudan a permanecer al aire.
Dime con quién andas y te diré quién eres
Debido a la toma de conciencia y ‘presión’ que van ejerciendo ciertos sectores de la sociedad en contra de la denominada ‘televisión basura’ algunas marcas ya han tomado la decisión de dejar de anunciar – y en consecuencia auspiciar – este tipo de televisión (ver nota).
En fin, ¿permitirías que tu marca deje de ser vista por millones de personas en un espacio televisivo que no es consistente con sus valores?
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