#Cine, compras y apps, un tema de experiencias

Por Carlos Mellado G.

El cine es un negocio de experiencias

La industria cinematográfica nos cautiva día a día más. En los cines, no es solo la pantalla gigante ni los efectos especiales los que explotan nuestros sentidos. Para los usuarios de las salas de cine hay muchos más elementos que suman a la experiencia.

El camino no siempre es fácil
Obtener lo que deseamos nos demanda, en mayor o menor manera, un esfuerzo. En el caso de los cines ¿cuál te imaginas que es el mayor esfuerzo en el camino a disfrutar de una película? Quizás hayas imaginado lo mismo que yo: La ‘cola’.

Cineplanet San Miguel - Lima, Perú

Media cuadra de personas en cola de espera.

A diario más de 100 mil personas (en promedio) asisten a las salas de cine en Perú y la gran mayoría vive la experiencia de estar formados en una ‘cola’ a la espera de poder comprar sus entradas, pero ¡un momento! ¿podría haber una forma en la que pudiéramos disminuir el tiempo dedicado a la compra? La respuesta es sí.

Visitantes al cine en Perú

Visitantes al cine en Perú y proyección.

Cine: Tiempo, compras y apps
El tiempo es un recurso escaso y estar formado en una ‘cola’ genera un ‘tiempo muerto’ que – en muchas ocasiones – pasamos el tiempo usando nuestro Smartphone, pero en un mundo cada vez más online, resulta paradójico y hasta irónico observar la gran cantidad de personas que no realizan compras a través de sus smartphones (u otros medios con acceso a internet).

Distribución de edades al año 2013

Si consideramos la distribución por edades de los asistentes al cine podemos observar que el 72% de ellos tienen menos de 35 años por lo que el internet y las apps no les deberían ser ajenas, sin embargo – a nivel de compras – no se trata de un problema de transacción, sino de confianza.

Confianza digital
El gran problema que afrontan los cines – y ciertamente muchos otros sectores – es el de la desconfianza de los compradores frente a canales digitales. Algo natural frente a los cambios en nuestras rutinas para la realización de ciertas tareas, pero el temor a lo nuevo no debe ser un freno a la evolución.

En algunos países de Latinoamérica los índices de compra de entradas a través de internet son mayores, pero no alcanzan una participación mayoritaria. Pese a ello, ya podemos observar máquinas de venta de entradas que buscan desarrollar un modelo de autoservicio.

Aunque particularmente yo compro mis entradas al cine a través de sus apps – evito hacer ‘colas’ –, he podido ver estar máquinas en algunos locales, sin embargo – al igual que con las apps – las personas aún son renuentes a usarlas y prefieren hacer ‘cola’ para ser atendidos por otra persona.

El punto de vista
Si los cines logran que más personas realicen la compra de entradas a través de canales digitales podrían reducir costos al poder disminuir el número de personas para atención en caja. De manera adicional, lograrían liberar metros cuadrados de las áreas de caja y las áreas que llegan a ser ocupadas por las personas en ‘cola’. Sin dudas significaría obtener mayores ganancias.

Lograr evitar las ‘colas’ para la compra de entradas tiene un impacto positivo en la experiencia previa a la película y permite dedicar los recursos liberados para mejorar la estancia de los clientes en los locales de cine – pensemos en los sofás y distintos escenarios que ya nos ofrecen algunos locales –.

Sin embargo, para incrementar el uso de medios digitales habrá que considerar un punto muy importante: Dinero digital (la tasa de bancarización – al menos en Perú – aún es muy baja), pero en fin, ese es otro cantar del que conversaremos más adelante.

El camino es largo y no llegaremos a ningún lado sin dar el primer paso.

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2 comentarios en “#Cine, compras y apps, un tema de experiencias

  1. Gracias por compartir estas cifras. La desconfianza digital inicial en la población es natural como todo proceso nuevo, sobre todo para los mas reacios, esperemos que la tendencia siga reduciéndose y las empresas y sus clientes sepan aprovechar esta importante oportunidad.

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  2. El problema es que la mayoría de cines no interactúan con sus clientes, lo que les impide generar confianza y peor aún cuando un usuario se queja por alguna red social, la respuesta es lenta o nula. Al final me pregunto ¿Por qué están en Facebook o twitter? Sólo para promocionar las películas o sus promociones, es claro que los encargados de marketing saben poco o casi nada de lo digital.

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