Por Katherine Castañón
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Sin duda vivimos en una época interesante. Es una época de desarrollo de ideas, de creación de videojuegos, de literatura, de proyectos culturales. Una época de industrias creativas. Industrias que, cada vez más, se convierten en la fuente de ingresos de más personas.
Primero nació la economía creativa, de John Howkins, cuyo valor en bienes y servicios se encontraba en la propiedad intelectual. Ahora se llama: economía naranja y abarca áreas como la creatividad, cultura, entretenimiento y la propiedad intelectual
Definida por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la economía naranja es la suma del talento de la gente y la riqueza en el patrimonio cultural de la humanidad; y en palabras del BID es:
- La cuarta economía más grande del mundo
- La novena potencia comercial del planeta
- La cuarta fuerza laboral global
Es decir, una oportunidad infinita.
Especialmente para países como el Perú donde las ideas creativas abundan.
“La Economía Naranja es uno de los conceptos que está revolucionando el sector creativo. Es una oportunidad para tomar en cuenta el talento de otros, intercambiar ideas y dar vida a un producto completamente innovador y lleno de valor intelectual” Young Marketing
Asimismo, Felipe Buitrago, autor del libro Economía Naranja: una oportunidad infinita, desafía a los jóvenes para que desarrollen modelos de negocio basados en las diversas industrias creativas. Y plantea que estos jóvenes deben habitar las kreatópolis, unas especies de hubs/ciudades creativas. En Lima, por ejemplo podemos observar espacios como los brindados por Comunal Coworking o por Stars Camp.

Comunal Coworking
Además, el libro La economía Naranja: Una oportunidad infinita nos brinda «7I» para el desarrollo de esta economía:
- Información: Es necesario dar a conocer más sobre este tipo de economía para romper prejuicios.
- Instituciones: Es necesario contar con la participación de todos los actores (Gobiernos + sector privado + ONG + comunidad) para poder establecer reglas de juego validadas, estables y flexibles.
- Industria: Hay que comenzar a ver a la cultura y la creatividad como una industria que debe generar ingresos. Así, la economía naranja se centra en invertir en nuevas capacidades, en atraer talento y nutrirlo, en responder con rapidez y agilidad a condiciones cambiantes y oportunidades efímeras.
- Infraestructura: El acceso es clave (virtual o físico). Es importante que haya contacto entre audiencias, contenidos, artistas, creativos, emprendedores y tecnologías.
- Integración: Hay que generar un Mercado Interamericano de Contenidos Originales.
- Inclusión: En el desarrollo de la Economía Naranja es posible cerrar las brechas sociales.
- Inspiración: La creatividad no sucede en el vacío. El creativo necesita la oportunidad y los incentivos para asumir las 10.000 horas de práctica que se necesitan para convertirse en un éxito de la noche a la mañana.
Ahora es tu turno de compartir y ayudar a exprimir la naranja.
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