Por Carlos Mellado G
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Hoy se celebra el día de San Valentín, el día del amor y de la amistad. Una fecha de “celebración tradicional que fue asimilada por la Iglesia Católica con la designación de San Valentín como patrón de los enamorados” (Wikipedia, 2015). Sin embargo – desde hace ya varios años –, se ha convertido también en sinónimo de consumismo para muchas personas.
¿Es San Valentín una fecha de consumo intenso en determinados mercados? No tengo la menor duda de que sí lo es. Sin embargo, en una fecha como esta, las fuerzas de oferta y demanda son muy similares. Las personas demandan un producto que exprese su afecto por otra persona y las marcas – por supuesto – ofrecen productos que compiten por ser la mejor representación de ese ‘afecto’. Como resultado, tenemos una de las primeras fechas del año de consumo intenso con un origen emotivo: El ‘amor’
¿En un día se puede demostrar más amor que en el resto de días del año? Particularmente, creo que no, pero este día no se cuenta por lo que dura – 24 horas, como cualquier otro –, sino por lo puede llegar a significar en la mente de las personas a través de los recuerdos y elementos sensoriales asociados a éstos. Piénsalo por un momento, la emoción por un regalo, el palpitar rápido de tu corazón y tu respiración agitada. El sabor en tus labios de una cena romántica sintiendo el calor de las velas cerca de ti, que cautivan con el baile de sus llamas a tu mirada mientras en el aire oyes esa melodía que estremece tu cuerpo con cada nota.
En el día de San Valentín, podemos ver el valor del significado y contenido en algo cotidiano, esa es la magia de este tipo de días. Lo especial, por lo que significa y no solo por lo que es. ¿Te suena familiar? Esto – en gran parte – es el marketing. Generar valor por sobre el producto para hacer especial la experiencia de una persona, de tu cliente.
¿Y las ganancias? Cambiemos esa palabra por beneficios. Una relación que genera beneficios para ambas partes y San Valentín y el Marketing lo buscan.